Como parte del Servicio de Información de Periodismo de Barrio y elTOQUE conversamos sobre la situación del sector privado en Cuba. Esta entrevista se realizó el 29 de mayo de 2020 en una transmisión en vivo a través de Facebook.
Panelistas:
- William Bello, profesor e investigador sobre temas de emprendimiento y responsabilidad social, asesor del proyecto CubaEmprende.
- Camilo Condis, ingeniero, integrante de un grupo de contratistas eléctricos en el sector de la construcción y podcaster.
- Saily González, cofundadora del hostal Amarillo B&B.
Moderadora:
- Ana Lidia García, editora de elTOQUE.
Ana Lidia García: Ante la emergencia por el nuevo coronavirus, algunos emprendedores han podido mantener sus negocios, pero otros han tenido que cerrar. Desde su experiencia, ¿qué ha pasado en el sector privado en los últimos meses?
Saily González: Muchos decidimos cerrar después de aquella Mesa Redonda del 12 de marzo en la que se aclaró el procedimiento que debíamos seguir. Suspendimos nuestras licencias y, en mi caso, consideré que el sustento de los trabajadores era más responsabilidad mía que del Gobierno. Los cuentapropistas hemos pasado por periodos de todo tipo: especulación sobre cuándo se va a terminar la emergencia: ¿nos preparamos para una posible apertura en julio, en noviembre o para el año que viene?
Yo sé que el turismo no se va a recuperar tan pronto, que no voy a tener los mismos ingresos que antes, porque tendría también que dejar un día de por medio entre un alquiler y otro para higienizar los espacios. Entonces es un momento para repensar nuestros negocios y mejorar las estrategias.
Camilo Condis: El sector de la construcción también ha sido golpeado. Aunque todavía hay obras en ejecución, otras se han detenido y no se sabe cuándo se van a reanudar. Nosotros hemos decidido mantener el pago a los trabajadores, aunque sea un salario reducido. Pero esto no es aplicable a muchos de los negocios que existen en Cuba; no todo el mundo puede acceder a un fondo o reserva para mantener el pago de los salarios.
William Bello: Algunos negocios se adelantaron en cerrar, debido a la preocupación por lo que iba a suceder con su equipo de trabajo y sus clientes; sobre todo gimnasios y espacios donde se aglomeran personas. Otras actividades se han adaptado a la situación creada por la COVID-19 y han pasado al servicio a domicilio, sobre todo los restaurantes.
El gran reto ha sido el del salario. No todos los negocios cuentan con fondos suficientes para enfrentar esta circunstancia. Es una dificultad que no ha sido exclusiva del sector no estatal, y la Ley de Seguridad Social no había previsto tampoco un periodo tan largo de paralización económica.
Creo que el escenario futuro no dependerá solo de la situación de Cuba, sino del panorama internacional. Hay negocios que podrán reinventarse y otros tendrán que cerrar de forma definitiva. Hay más de 600 000 trabajadores en el sector privado. Deben pensarse políticas de rescate, porque hay que salvar todos esos empleos.
Ana Lidia García: Con el levantamiento de las medidas de enfrentamiento a la pandemia, el sector privado va a necesitar del apoyo gubernamental. ¿En qué orden de prioridades ubicarían el reconocimiento de las pequeñas empresas?
Camilo Condis: El reconocimiento de la pequeña y mediana empresa es urgente. Conozco a muchas personas que no han suspendido sus licencias, porque temen que después no se las vuelvan a otorgar, como ha ocurrido en el pasado. La inseguridad jurídica afecta al trabajo por cuenta propia y frena el éxito de los emprendimientos.
Esta situación se resolvería con una ley de pequeñas y medianas empresas, que está en el calendario legislativo, pero no va a ser discutida hasta diciembre de 2022. Esta ley debe salir lo más pronto posible, de conjunto con un paquete de medidas fuertes para apoyar al sector privado.
Es importante aclarar que emprendimiento y cuentapropismo no son lo mismo. Están los cuentapropistas y, dentro de estos, los emprendedores. Pero es muy difícil emprender cuando no se tienen todas las garantías. No estamos preparados para que la Seguridad Social responda en este momento de crisis a las necesidades del sector no estatal, que emplea a cerca del 30 % de las personas laboralmente activas en el país.
William Bello: El marco jurídico está muy lejos todavía del que necesita la economía cubana. Ciertamente, la Seguridad Social no está pensada para el sector privado, sino para el sector estatal. El hecho de que no exista un marco jurídico apropiado afecta a los encadenamientos productivos, la generación de valor, y limita el incentivo de las exportaciones.
Hay que pensar en cómo el sector puede acceder a servicios que vayan más allá de la actividad turística, que es donde se concentra la mayor parte del trabajo por cuenta propia. Es necesario un marco regulatorio que trascienda este este tipo de licencias y estimule la diversificación de la actividad económica, que puede ser impulsada desde la iniciativa privada.
Ana Lidia García: ¿Cómo afecta específicamente el no reconocimiento de las pequeñas y medianas empresas?
Saily González: Al no ser reconocidos como empresas no tenemos personalidad jurídica. No podemos, por ejemplo, hacer alianzas con otros hostales, o crear una pequeña cadena de servicios por toda Cuba. Además, está la imposibilidad de hacer importaciones. Mientras los hosteleros no podamos contar con todos los productos necesarios, debido a las carencias que tiene el país y a la imposibilidad de suplirlas con importaciones, no podremos ofrecer el servicio de excelencia al que aspiramos.
En el caso de Fullgao, que es otro proyecto en el que trabajo, no existe un marco legal que permita expandir todas sus posibilidades. Vivo con el miedo constante de que la actividad se salga de los límites establecidos. Sería mejor que se determinara qué actividades no se pueden realizar y que se permita al sector privado crecer, innovar y crear.
Camilo Condis: El tema del no reconocimiento debe analizarse no solo desde el punto de vista del empleador, sino también de los empleados. El Código de Trabajo vigente en Cuba no otorga los mismos derechos al trabajador por cuenta propia respecto al trabajador estatal. Por ejemplo, en el sector estatal el trabajador tiene derecho a 30 días de vacaciones al año, mientras que en el sector privado solo se reconocen 7 días; poder disfrutar más tiempo de vacaciones depende de la voluntad del empleador. El reconocimiento de pequeñas y medianas empresas va a contribuir también a que los empleados obtengan contratos con más derechos.
Ana Lidia García: En una encrucijada económica como la que viene, ¿creen que el Gobierno apoyará al sector privado como un complemento de la empresa estatal y como componente fundamental de la recuperación económica?
William Bello: Muchas personas han tenido que emplear sus reservas y eso limita el mercado, el consumo, e implicará un impacto negativo en la gestión de ventas y en los ingresos. Además está el tema del abastecimiento. Por un lado, la entrada de productos a través de importadoras sigue teniendo precios poco competitivos y, por otro, la principal fuente de abastecimiento informal, que son las personas que viajan al extranjero, estará afectada igualmente por la subida en los precios de los vuelos.
Los trabajadores por cuenta propia están pensando por cuánto tiempo van a aguantar, por cuánto tiempo pueden echar mano de sus reservas para que el negocio no quiebre y cómo se van a adaptar al nuevo escenario, porque con un mercado deprimido no todos van a poder reinventarse, y para moverse a otras actividades es preciso que se amplíe el marco de las licencias.
Camilo Condis: No creo que, hasta el momento, el Gobierno haya dado alguna señal de que esté interesado en apoyar al sector no estatal. Lo digo basado en artículos que se han publicado en la prensa oficial en las últimas semanas. El Gobierno no acaba de despertar del letargo y no se da cuenta de que no tiene sentido no apoyar al sector privado, que significa no apoyar al 30 % de la población laboralmente activa en el país.
Reconocer la pequeña y mediana empresa formalmente en Cuba sería el primer paso de avance. Hay toda una serie de acciones que se pueden hacer, y entre ellas está el desarrollo de la industria nacional. El mejor apoyo que nos puede dar el Gobierno es dejarnos trabajar y prosperar, dejarnos crear más empleos.
Ana Lidia García: ¿Existen posibilidades de impulsar emprendimientos relacionados con la producción de alimentos?
Camilo Condis: En Cuba alrededor del 13 % de la tierra cultivable está en manos de productores privados que, a su vez, producen el 88 % de los alimentos. El problema es bastante complejo y pasa por la propiedad de la tierra, quién la tiene y cómo la utiliza, porque si el Gobierno tiene el 87 % y produce poco más del 10 %, eso dice mucho.
No creo que haya reticencia en el sector por cuenta propia para irse al campo y producir alimentos, pero ¿qué garantías jurídicas van a permitir a los negocios crecer y vender en un mercado que sea atractivo económicamente?
Por otro lado, potenciar la producción de alimentos no necesariamente tiene que estar ligado a trabajar la tierra. Con los incentivos adecuados habrá personas dispuestas a hacerlo, pero esa producción agrícola necesitará ser envasada y transportada, necesitará una gestión de logística, de mercado y otras tantas actividades que podrían asumir los emprendimientos, si los marcos legales lo permitieran. La situación sería muy distinta con pequeñas y medianas empresas, que no estén limitadas por esa lista absurda de las actividades autorizadas para el trabajo por cuenta propia.
William Bello: Las personas pueden estar dispuestas a producir si cuentan con las condiciones adecuadas, aunque no es un proceso sencillo. Irse al campo con vivienda puede ser una alternativa, porque existe una gran demanda. Ahora, sin insumos no hay producción, se necesita abonos e instrumentos como arados, equipos de tracción, etc.
En el mundo entero se subvenciona la agricultura; si no, no se pueden controlar los precios. Hay que subvencionar la agricultura para dejar de ser dependientes de la importación para la alimentación en el país. Los recursos que se utilizan para comprar en el exterior se pueden usar para comprar en Cuba; se trata sencillamente de poner esos recursos en función de estimular la actividad agrícola.
Ana Lidia García: ¿Cuáles son, en su criterio, las tres medidas o acciones imprescindibles que debe tomar el Gobierno respecto al sector privado en la “nueva normalidad”?
Saily González: Para mí uno de los factores clave es la capacitación de los emprendedores cubanos. A mí nunca me hablaron de modelos de negocios ni de marketing, entonces es necesario comenzar a educarnos y eso puede potenciarse tanto desde el Estado, como desde el sector no estatal.
William Bello: Cuando en enero pasado La Habana fue azotada por un tornado que devastó los barrios más pobres y vulnerables, los emprendedores ayudaron de manera rápida y eficiente, se organizaron y apoyaron a las personas afectadas. Del mismo modo lo están haciendo ahora durante la emergencia por la COVID-19. Es necesario un cambio de mentalidad y entender que el trabajador por cuenta propia no es un problema, sino que es parte de la solución que queremos buscar para Cuba.
Camilo Condis: Necesitamos que nos dejen trabajar y que lo hagamos con un marco jurídico adecuado; que no se muestre a los trabajadores del sector privado como corruptos o enemigos.
Ana Lidia García: Les agradezco mucho por este intercambio.
Muchas gracias a todos los que nos acompañaron.
Este proyecto fue apoyado a través del programa de Microgrants Check Global COVID-19.
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