El Naranjito es afluente del río Almendares. Antes de llegar al barrio homónimo del municipio Boyeros, pasa por Santa Amalia y 10 de Octubre. Sus aguas arrastran todas las aguas residuales de las comunidades aledañas, así como toda la basura que se arroja a él.
Los pobladores de Naranjito son afectados por la contaminación. Aunque la mayoría de ellos mantiene una actitud irresponsable ante la preservación de la higiene del río, no en todos los casos es así. Roberto Fuentes Bolaños, quien a sus 85 años parece haber perdido las esperanzas de ver una comunidad próspera, dice: “Nos han olvidado completamente, nadie hace caso, ni el MINSAP, ni las autoridades de la provincia. He vivido aquí por 45 años y la situación de la higiene cada vez es peor, yo sigo intentándolo pero necesitamos ayuda del gobierno”.
La comunidad, carente de contenedores de basura, se ha visto forzada a establecer áreas donde acumulan todo tipo desechos, lo cual ha creado un ámbito en extremo precario e insano para los habitantes de la zona.
Según nos cuenta Vladimir Puentes, vecino de la zona, la solución que han encontrado para deshacerse de estos amontonamientos de basura es quemarlos mensualmente: “Yo vivo justo al lado del basurero y cuando este es quemado tengo que irme, del olor tan fuerte. ¡Imagínense!… Plásticos, nailon, latas y hasta animales muertos”.
Según testimonio de Ramón González, la peor etapa para la comunidad viene con las crecidas. “Tienen que ver cómo arrastra basura el río –dice–, observen ustedes mismos cómo al volver a su normalidad quedan inundados de basura sus alrededores; y ahí vienen las enfermedades y las epidemias”.
Nos cuenta Daniel, quien vive ahí hace más de 30 años, que la situación siempre ha sido la misma. “Ya esto no lo arregla nadie. Se nos fue de las manos hace mucho tiempo… Son tantos los problemas que tenemos por resolver…”. Le preguntamos qué lo afectaba más. “La peste y los mosquitos llegan a ser insoportables”, dice.
Otro de los entrevistados, que quiso permanecer en el anonimato, nos comenta que a pesar de ser consciente del estado de contaminación del río, este es su única fuente de acceso al agua: “Aquí lavo mi ropa y lavo estos pomos que vendo como materia prima”.
A orillas del río podemos observar cómo gran parte de esta contaminación es provocada por la inconciencia que se ha creado en este pequeño pueblo. Es notable el hecho de que, a pesar de manifestar un gran sentido de pertenencia sobre este espacio, sus habitantes lo asumen ya como un basurero natural. En una de nuestras visitas a Naranjito, tuvimos una decepcionante experiencia: al reclamo nuestro hacia uno de sus pobladores de no arrojar una bolsa de basura al río, nos contestó con una pregunta: “¿El río es de ustedes?”.
Un recorrido por las inmediaciones del río Naranjito deja un sinsabor en aquel que lo visita, mezcla de tristeza, decepción y molestia ante la indiferencia de industrias y pobladores, que muestra la falta de compromiso y lo mucho que queda por hacer en comunidades periféricas como esta.
Además de la poca atención por parte del gobierno (que de hecho es recurrente) también los pobladores son muy descuidados y arrojan los desechos al río. ¡Del aire no caen! No hay cultura del cuidado medioambiental.
El gobierno cubano no se preocupa por esas cosas, porque ahí no irán los turistas, ni los presidentes. Cuidan la fachada solamente. Y no les importa cómo vivan esas personas. Pero sí ahí alguien pone un letrero alusivo a la continuidad de la revolución, enseguida se meten. Es verdad que la gente común ha perdido valores, pero no solo en esos lugares, sino en todo el país. Y esas cosas cuando se pierden cuesta trabajo recuperarlas. Cuba va por el camino de Haití. Muchos no lo veremos pero las nuevas generaciones sí. Jamás volveremos a ser un país de respeto como nos lo contaban nuestras abuelos, donde se respetaba el derecho de todos…un país limpio, decente, donde los derechos de unos terminaban donde comenzaban los del otro. Y no digo que cualquier gobierno pasado fue mejor, dijo que se perdieron los valores, casi todos. Y ya sé que saldrán algunos a comerme, pero es lo que creo, porque vivo aquí y sufro esto.